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El Batallón de San Patricio: los irlandeses que defendieron a México de los E.E.U.U.

Para la mayoría de los mexicanos la guerra de intervención norteamericana es uno de los episodios más lamentables de nuestra historia. Duele recordar lo sucedido. Sin embargo, en aquellas circunstancias, surgió el heroico Batallón de San Patricio, el cual creó un lazo muy especial que nos une con Irlanda.

Algunos elementos de las tropas norteamericanas de aquel entonces eran inmigrantes europeos que habían llegado a los Estados Unidos de América con la esperanza de encontrar progreso y libertad. Ante tal situación, enlistarse en el ejército norteamericano era la manera más sencilla de conseguir un salario y la nacionalidad.

En 1846, cuando la invasión norteamericana era inminente, el ejército del vecino del norte se encontraba establecido en Matamoros. Llevaban más de ocho meses acampando en diversos lugares lo que provocó hastío, desordenes internos y enfermedades entre las tropas. Esta situación y los malos tratos de los mandos militares provocaron una ola de desertores que cruzaron el río Bravo nadando, seducidos, según Robert Ryal, por señoritas con poca ropa[1].

Bajo las condiciones anteriores y alentado, además, por la intolerancia religiosa que los norteamericanos protestantes manifestaban hacia los europeos católicos, un joven irlandés llamado John O´Reilly decidió no solamente desertar del ejército estadounidense, sino también unirse a la causa mexicana, la cual consideraba más justa.

O´Reilly se incorporó como teniente al ejército mexicano y escribió a sus antiguos compañeros para que siguieran su ejemplo pues irlandeses y mexicanos compartían el mismo amor a la libertad y la misma fe católica. Al poco tiempo ya era comandante del Batallón de San Patricio, conformado por irlandeses, alemanes y otros europeos desertores quienes con heroísmo lucharon en las batallas más importantes libradas durante la guerra, especialmente en la de Monterrey y la de la Angostura. [2]

Los llamados San Patricios, que llegaron a sumar alrededor de 800 hombres, utilizaban una bandera verde con la frase «Erin Go Bragh» Irlanda por siempre, en letras doradas, y una imagen del santo, quien introdujo en Irlanda la religión católica que los unía.

Lamentablemente, el Batallón de San Patricio encontró su fin en la Batalla de Churubusco. Las tropas mexicanas, al mando de los generales Manuel Rincón y Pedro María Anaya, ya sin municiones, perdieron el combate y los San Patricios sobrevivientes fueron tomados prisioneros para luego ser torturados, humillados y asesinados. Se les anunció, ya frente a la horca, que serían ejecutados al preciso instante en que la bandera de los Estados Unidos de América reemplazara a la de México en el mástil del Castillo de Chapultepec.

La vida del comandante O´Reilly fue perdonada, puesto que su deserción se dio antes de la declaración de guerra. No obstante, fue marcado, azotado y obligado a un año de trabajo forzado. No existe certeza sobre su destino al terminar la ocupación extranjera. La única pista fue localizada por el historiador Robert Ryal Miller, quien encontró un acta de defunción en Veracruz a nombre de un tal Juan Reley.

Actualmente, en el lugar de ejecución del Batallón de San Patricio, existe una placa conmemorativa que apunta: «En memoria de los soldados irlandeses del heroico Batallón de San Patricio. Mártires que dieron su vida por la causa de México durante la injusta invasión norteamericana de 1847».

El 12 de septiembre se conmemora la gesta heroica del Batallón de San Patricio y se rinde tributo a aquellos irlandeses que dieron su vida por defender la causa mexicana. La bandera nacional deberá izarse a media asta.


[1] Robert Ryal Miller Berkely, Historia mexicana octubre-diciembre, 1997 “Los San Patricios en la guerra de 1847” Colegio de México, p. 347 [2] http://www.memoriapoliticademexico.org/Efemerides/9/09091847.html

 
 
 

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